¿Cuántos intérpretes somos en B.C.?

lunes, 1 de noviembre de 2010

Ellas son intérpretes no sólo de lenguajes sino de dos mundos

Las tres hermanas aprendieron el lenguaje de señas de sus padres. Hoy ayudan a la gente



Iztyel y sus hermanas Yael y Lya tuvieron que aprender la lengua de señas mexicanas desde el momento en que comenzaron a hablar. Su madre, Carmen Aguilar, y Daniel Badillo, pareja de su madre, son personas con discapacidad auditiva. Ellas debieron aprender a entrar a otro universo de expresión, aunque han estado integradas a dos culturas, la de sordos y la de oyentes.


Fue a los 17 años cuando Iztyel, gemela de Yael, comenzó a interpretar el lenguaje de señas. Ella estudia sicología y es intérprete certificada en lengua de señas mexicana por el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior, CENEVAL. De hecho, fue de las primeras 15 personas en certificarse en nuestro país.


Yael también es intérprete. Para ambas, su capacitación para interpretar la lengua de señas les ha permitido apoyar a personas con discapacidad auditiva, acercarse a este idioma y cultura más allá de su necesidad de expresarse con sus padres.


Iztyel dice que en México es evidente la discriminación por parte de las instituciones públicas y la sociedad en general al considerar que esta población tiene limitaciones inclusive para laborar.


“Se ha demostrado, y mi madre es un claro ejemplo de ello, que son personas absolutamente productivas; de hecho, ella siempre ha laborado y actualmente trabaja en la delegación Iztapalapa, en el área de servicios urbanos. Ha trabajado para mantener los gastos de la casa y los gastos de nuestra familia y nos ha brindado educación a cada una de sus hijas”, explica la joven.


Daniel Badillo, a su vez, trabaja en el Hospital Infantil de México, en el área de servicios generales.


Diferencia de conceptos


Para Lya, de 14 años y estudiante de preparatoria, la lengua de señas es su lengua materna, su lengua principal.


En entrevista, asegura que sus padres no son sordomudos sino solamente sordos, ya que una persona muda no habla, y el sordo tiene su propio lenguaje y se comunica. “Lo correcto es decir que son sordos, y nunca sordomudos”, aclara la adolescente, quien agrega que jamás ha visto a una persona más concentrada en el trabajo que su madre, “porque no se distrae, a diferencia de los oyentes que seguido lo hacen”.


Las tres hermanas concentran todo su interés en dar el mayor beneficio a las personas sin audición. Ellas saben que todos los intérpretes en lengua de señas, es decir, que ayudan a las personas sordas a poder comunicarse, deben estar certificados para poder ejercer su profesión, como lo establece la Norma Técnica de Competencia Laboral: Prestación de Servicios de Interpretación de la Lengua de Señas Mexicana al Español y Viceversa.


Iván Olvera Rodríguez, director de Agenda Logística y Comunicación del Secretariado Técnico del CONADIS, comenta en entrevista para KIOSCO que en México tres de cada mil personas tiene discapacidad auditiva o sordera, y su integración involucra a 15 individuos más de manera cotidiana, por lo que la Norma Técnica de Competencia Laboral: prestación de Servicios de Interpretación de la Lengua de Señas Mexicana Español y Viceversa, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 9 de junio de 2009, beneficia a millones de mexicanos. “Este documento es una respuesta a los compromisos adquiridos en el ámbito internacional y con la comunidad de sordos”, dice.


Los pasos a seguir


Para Olvera Rodríguez es importante señalar que las personas que tengan habilidades y conocimiento de la lengua de señas, ya sea empírica o adquirida, son candidatas a someterse a certificación. Lo primero es acudir a un centro de evaluación, el cual también cuenta con una certificación que lo acredita como tal, en donde el intérprete hace todos los exámenes necesarios. Una vez aprobados, este centro elabora un dictamen y lo envía al órgano certificador, en este caso el Consejo Nacional de Normalización y Certificación de Competencias Laborales (Conocer), que nuevamente supervisa los documentos y emite la certificación.


En México hay 840 centros de evaluación y 26 organismos certificadores.


Iztyel comenta que ha enseñado muchas palabras que personas con sordera no sabían que existían.


“A veces ellos no tienen oportunidad de aprender palabras porque nadie se las explica y ellos no escuchan”. Esta joven es interprete de canal 11 en avances informativos; además, asiste a personas sordas para buscar trabajo o en temas relacionados con lo legal.


“Trabajó en Conalep apoyando a los jóvenes sordos que cursan la educación médica superior. Es muy interesante ver como los sordos pueden superarse y estudiar. Son muy buenos estudiantes”, dice Iztyel, quien gana entre 400 y 500 pesos por hora por evento; aunque a la gente sorda ofrece sus servicios de forma gratuita. Iztyel, Yael y Lya son tres jóvenes mexicanas comprometidas con quienes más las necesitan.

Nota consultada en el siguiente enlace:
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/64071.html

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